Es una culebra relativamente grande (puede medir casi dos metros). Su colorido cuerpo que alterna anillos rojos, negros y amarillos le ha valido su nombre cientÃfico (del griego lampro, brillante, y peltes, escama o escudo).
Su coloración mimetiza la de las serpientes coral, muy venenosas, y así atemoriza a posibles depredadores. La falsa coral es inofensiva.
Es muy tímida y huye de la presencia humana. Suele encontrarse bajo troncos podridos o entre la hojarasca, de donde sale en las noches en busca de sus presas: babosas, insectos o cuicas cuando son juveniles; lagartijas, pequeños mamíferos, aves y huevos, una vez que crecen. Son de utilidad para los agricultores, pues controlan las poblaciones de roedores en los trojes y campos. La hembra pone entre 10 y 15 huevos, de los que salen las culebritas luego de dos meses.
Su coloración, diseñada para protegerla, hoy la amenaza: los campesinos la matan, pues la confunden con la coral. La distinguen de esta sus ojos grandes, los anillos truncados y no alrededor de todo el cuerpo y su cabeza discernible del cuerpo.